martes, 10 de abril de 2012

LOS PANARE


Importante comunidad indígena de Guayana distinguida por la calidad de sus Wapa de gran valor artístico y estético


Una de las más importantes comunidades indígenas de Guayana la constituye los Panare, población aborigen cuyo territorio abarca un área triangular que ocupa unos 18.000 kilómetros cuadrados de la faja noroccidental del Macizo Guayanés, y donde habitan aproximadamente mil 700 personas que se agrupan en núcleos residenciales de 35 individuos para vivir.
Hablan la lengua Panare, y también conocen el idioma español, pero sus conocimientos acerca de este idioma sólo se limita a pocas palabras, las que utilizan para ayudarse en las transacciones comerciales con los criollos, pues a ellos venden los productos que extraen de la agricultura, caza, pesca y cestería, y que constituyen la base fundamental de su riqueza.
El territorio Panare ofrece llanuras arenosas que se inundan en la temporada de lluvias, selvas, sabanas y ríos, donde la comunidad orienta su economía. Hasta el comienzo de 1960, la sarrapia era el producto básico de sus ahorros, pero el comercio de estas frutas silvestres declinó por la aparición de nuevos factores en el mercado.
Ahora, la confección de wapas, tipo de cesta caracterizada por su originalidad y valor artístico y estético, es quizás uno de los medios que ha ampliado sus relaciones sociales y comerciales con otras comunidades.
Lo más significativo de la cestería panare es la inspiración que el indígena logra plasmar en su labor, y el trabajo que implica su realización. En esa cultura, son los hombres los que se encargan del tejido de las cestas, pues las mujeres se ocupan de la confección de chinchorros y guayucos, mientras los niños empiezan a desarrollar sus habilidades en la fabricación de wapas, cuando alcanzan la edad de 10 a 12 años. No reciben para ellos ninguna instrucción y aprenden observando a los más viejos, a quienes ayudan a tejer parte de la cesta que fabrican. Dado este paso, el aprendiz está en condiciones de hacer una por su propia cuenta y solamente se le permite consultar a su padre o algún familiar, pero no se admite que incurra a copiarse del trabajo de los otros tejedores.
La cestería se realiza con la “tirita”, planta parecida a la caña, la cual crece en las montañas y a lo largo de los arroyos. La recolección de esta planta es  tarea ardua para los Panare,  quienes se ven obligados habitar en las sabanas toda vez  que es muy pesada y las fuentes de abastecimiento están generalmente  alejadas y por sendas espesas. Además, para conseguir el material los Panare tropiezan con creencias sobrenaturales como la “Amana”, ser sobrenatural, mitad hombre y mitad animal, a quien la tribu responsabiliza de la muerte de los peones que cortan la “tirita o bejuco en zonas pertenecientes a este ser mitológico.
Lograr la planta es un paso importante para ellos pues con el hallazgo comienza su labor de cortar los tallos a la medida apropiada, preparar los elementos de la wapa quitándole a las tiritas la corteza verde, luego barnizan los palos con un liquido proveniente de árboles que dejan secar al sol.  Aplican de nuevo otra capa de barniz, y cuando están completamente secas son partidas en varias varitas que utilizan finalmente en la fabricación de las cestas que luego van a vender a los criollos.     


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