domingo, 22 de abril de 2012

LA ZAPOARA


Autóctono pez del Orinoco al cual la leyenda atribuye poderes milagrosos

Como guardianes de sus dominios cuando el Río Padre se retira extenuado a las profundidades recosas de su cause, quedan las lagunas diseminadas a lo largo de sus costas como enormes pozos  en remanso en cuya orilla se afianza la bora como escudo, a la vez que los caudales fáunicos que el río reclama a su regreso del estiaje.
De allí que toda la línea costera del Orinoco sea lagunosa y desde el aíre se observe como llena de diminuto espejos que se reparten el cielo.
Esas lagunas de todas las formas y tamaños constituyen el hábitat de preciosas espacies de la fauna orinoqueña. Especies como la Sapoara que tanta fama al correr de los tiempos le ha dado la leyenda, la canción popular, la poesía costumbrista y la anécdota.
La Sapoara es un pez autóctono del Orinoco, cubierto de escamas doradas y plateadas, que sale de las lagunas cuando el río sube, y regresa cuando comienza a bajar.
El pescador ha descubierto que las lagunas son su hábitat y suele pescarla allí en tiempo de verano, pero tradicionalmente la pesca general y la que el pueblo comparte con evidente entusiasmo y fervor gastronómico, es la que se practica los meses de julio, agosto y septiembre, cuando el Orinoco entra en el apogeo  de sus aguas comunicándose con las lagunas o rebalses, permitiendo que los peces, entre ellos, la Sapoara, se liberen de su cautiverio para buscar la libertad del río. Es entonces cuando el pescador ribereño la aguarda armado de atarraya sobre el banco de proa de su curiara.
La pesca de la Sapoara es todo un espectáculo emocionante  para la gente de Ciudad Bolívar, que desde temprano se acoda en la baranda protectora del Paseo ligando la suerte del escaravel que le imprime sabor a la tradición y sobre todo a la leyenda según la cual quien deguste una vianda de Sapoara listo está para el amor o bien, para quedarse sembrado en esta tierra, atrapado por una linda guyanesa.

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