jueves, 29 de marzo de 2012

EL GRAN AMOR DE BOLÍVAR

Cristalizó en matrimonio, pero duró muy poco

            María Teresa fue el gran amor de Bolívar.  La conoció durante su primera estada en España cuando ella tenía 18 y él 17 años. María Teresa era nativa y vivía en Madrid en la casa de sus padres Bernardo Rodríguez del Toro Ascanio, caraqueño y Benita de Alaiza y Medrano, de Valladolid.
            Fue en esa casa, visitando al padre que era su pariente, donde Bolívar, que venía de Bilbao, la vio y se enamoró de ella. A partir de entonces comenzó un romance que a los dos años cristalizó en matrimonio. Bolívar no tenía edad para pedir la mano de su novia, de manera que desde Caracas y a requerimiento suyo, lo hizo su tío don Carlos Palacios y Sojo a través del marqués de Uztáriz, quien era su tutor en España. Don Carlos era el tío más querido de Bolívar y el que más sabía de sus cosas.
            Bolívar quería casarse temprano porque realmente estaba enamorado o como bien le escribió a su tío: “apasionado de una señorita de las más bellas circunstancias y recomendables prendas”. Le apremiaba la alianza matrimonial también porque íntimamente se sentía sólo, toda vez que desde corta edad perdió a sus padres. Podía hacerlo, además, porque disponía de un cuantioso mayorazgo y necesitaba un heredero para su fortuna y que sirviera de apoyo a sus hermanos y tíos.
            Bolívar se casó por poder el 26 de mayo de 1802 y luego don Bernardo viajó de Madrid a Bilbao con su hija para ponerla en manos del esposo, quien inmediatamente viajo con ella a Venezuela y se residenció en la Hacienda de San Mateo en el Estado Aragua.
            Pero el matrimonio apenas duró ocho meses, pues María Teresa murió el 22 de enero de 1803, a los 22 años, víctima del paludismo.
            Apesadumbrado y desplomado por el dolor, Bolívar juró no casarse jamás. “Yo contemplaba a mi mujer como un ser divino. El cielo creyó que le pertenecía y me la arrebató porque no era criada para esta tierra”, escribía más tarde. Para él ya la vida parecía no tener objeto.
            Desolado y tratando de apaciguar su dolor, volvió a España y estuvo en Viena, Paris, y otras ciudades europeas, al encuentro de su antiguo maestro don Simón Rodríguez, quien le abrió los ojos para que no se echara a morir y le enseñó el camino que fue algo así como ponerlo a entrever  su destino. Un destino que estaba irremisiblemente ligado a la empresa fabulosa de libertar a su patria, más aun, a la América. Bolívar lo comprendió y empeñó su vida y fortuna por eso otro gran amor que fue la causa de la Libertad.
            Los restos de María Teresa del Toro y Alianza descansan en la capilla de la Santísima Trinidad de la Catedral de Caracas y la mansión de San Mateo, donde transcurrieron los meses de su vida conyugal, es hoy un Museo Histórico levantado sobre las ruinas que quedaron tras el heroísmo de Ricaurte, cuando éste, el 25 de marzo de 1814, para evitar que Boves se apoderase de la Hacienda, incendió un depósito de pólvora y voló con ella en mil pedazos.






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