jueves, 29 de marzo de 2012

EL GRAN JURAMENTO DE BOLÍVAR


Juro que no daré descanso a mi alma ni reposo a mi brazo hasta alcanzar la libertad de América


- Amigo, eres muy joven y rico además; sin embargo, veo que te sientes infeliz. La muerte temprana del amor te ha hecho perder el sentido sin reparar que tienes la posibilidad de encontrar otro amor, quizá en una empresa más noble, patriótica y humana.
            Al siguiente día Bolívar se repuso de sus males y decidió seguir los consejos del maestro, pero antes quiso seguir conociendo más y mejor a Europa. Estuvo en Londres, nuevamente en Lisboa, Madrid y otra vez en París, pero durante su viaje no hizo más que ahogar sus tormentos gastando el dinero en placeres fútiles y mundanos que merecían el desagrado de su maestro.
            En la ciudad del Sena se aplaca, se estabiliza y conviene con Don Simón un viaje de reflexión, a pie, por los Alpes, hasta Italia. Pasa por Milán, Venecia, Padua, Verona, Ferrara, Florencia y finalmente Roma. En una mañana de Sol sube al Aventino y en lo alto de ese monte de la antigua Roma, cerca del Tíber, divisa un nuevo destino. Logra encontrarse consigo mismo y jura. Jura solemnemente ante Dios, sus antepasados y su maestro que no descansará su alma ni dará reposo a su brazo hasta alcanzar la libertad de América.

No hay comentarios:

Publicar un comentario