lunes, 26 de marzo de 2012

EL VALOR DE LA DUDA




Debemos dudar para dejar de dudar y se deja de dudar cuando se encuentra la verdad

            El verbo Dudar,  del latín dubitare,  es transitivo.  Suele emplearse para significar el estado de una persona que no está convencida de que una cosa es cierta.
            Me decía una niña de doce años que su maestra no veía bien que ella dudara algunas veces  y me preguntaba si acaso es malo dudar y le respondí que dudar por dudar no es bueno; en cambio, sí lo es cuando se pone en duda las cosas para constatar la verdad.
            Los científicos, los filósofos, antes de llegar a la certeza de lo que investigan, comienzan por dudar.  Renato Descartes, para poder escribir su Discurso del Método, importante obra de la historia de la filosofía, empezó por  poner en duda todo cuanto sabía. Decía él que  “Dudar es pensar y es ser. Estoy dudando, estoy pensando, luego soy”.
            Sócrates, un filósofo de Atenas que buscaba la verdad mediante el método de hacer preguntas, solía someter a la gente a la prueba de la duda. Buen ejemplo es su diálogo en la  antesala de un Tribunal cuando se encontró con Eutifrón que iba a acusar a su padre de ser responsable de la muerte de un colono.
            El colono había dado muerte a un esclavo y el padre de Eutifrón, indignado, le ató los pies y las manos y lo dejó en una zanja hasta que un mensajero fuera a Atenas a pedir consejos sobre lo que debía hacer. El mensajero se tardó, el padre de Eutifrón se descuidó y el colono murió de hambre y frío. Eutifrón, apegado a la doctrina de los dioses, consideraba que perseguir al malvado, fuese éste padre o madre, era acción virtuosa y santa y el no hacerlo, un acto impío. Se acogía al ejemplo de los dioses de la mitología griega, que encadenó a su propio padre Cromos por cometer injusticias. Sin embargo, Sócrates lo sometió a preguntas tan sabias y profundas sobre  el comportamiento de éstos y sobre lo que se consideraba justo o injusto que Eutifrón terminó por dudar de lo que hacía.
            De manera amigo lector, que dudar por dudar no es aconsejable, pero dudar cuando se busca la verdad es bueno y mientras se encuentra la verdad lo mejor es abstenerse de cualquier decisión. En otras palabras, se duda para dejar de dudar y se deja de dudar cuando se encuentra la verdad.

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