miércoles, 18 de abril de 2012

EL SALTO QUE SALTA COMO UN ANGEL








El verdadero nombre aborigen del Salto Angel es el Pare-kupá y no el Chrunmerú

El Paré-Kupá salta como un ángel. Parece un mensajero que desciende del noveno y último coro del cielo envuelto en rumorosa espuma para ungir la fronda que  se extiende desde el pie de la granítica montaña tubular hasta los confines de la Gran Sabana.
Cuánta agua por ese sólo costado de la meseta a través de incontables milenios. Es la señal de vida más preciosa del cielo. Cuando nos acercamos a ella sentimos de veras la fuerza inconmensurable de Dios y del Universo infinito. Es la naturaleza que habla, que muestra el esplendor de su energía, que nos atrae, que nos llama, pero para llegar hasta allá hay que surcar los aires, navegar los ríos y vencer la hostilidad de la selva. Los indios caribes de la rama Pemón fueron los primeros en abismar sus ojos antes la inmensidad del chorro que parecía descender de las nubes para surtir las fuentes de Canaima, del Carrao y finalmente del torrentoso Caroní desbordado en el Orinoco y que mueve las gigantescas turbinas que suplantan por las noches la luz del día.
Posteriormente serían los conquistadores, los colonizadores, los buscadores de. El Dorado, los explotadores de la flora y mucho después los exploradores de nuestra época, entre ellos, uno que se hizo famoso de tanto deslumbrarse con el salto.
Se llamaba Jimmy Angel, piloto de la guerra mundial como Saint Exupéry. Buscaba el oro que Guayana guarda en sus volcanes extinguidos y sólo encontró ese chorro de catarata  desprendido de una montaña singular que tiene la cima plana como una mesa.
Jimmy Angel, volador de aves metálicas, conocía muy bien la geografía del mundo y se dio cuenta de que esa catarata era la más grande de las vistas hasta entonces y hasta hoy. La midió al principio con sus ojos y después con el altímetro de la avioneta que  luego posó sobre la montaña como testimonio de un gran hallazgo. El río vertical que el indio Pemón llama Pare-kupá, Parekupai o Karepá-kupai medía 979 metros, más alto que la catarata Yosemite (739) de California, de donde él era.
Desde el 9 de octubre de 1937 que los habitantes de la Tierra comenzaron a enterarse del acontecimiento, corrientes humanas de todos los lugares llegan a Guayana para extasiarse frente al maravilloso fenómeno de la Naturaleza.
El aventurero norteamericano murió muy orgulloso de haber dado a conocer el Salto de agua más elevado del globo. La avioneta con la cual cumplió la hazaña fue rescatada del Auyantepuy y se encuentra en el jardín del Aeropuerto Tomás de Heres. Los hijos de Jimmy Angel, luego que éste murió, escalaron  la meseta para contemplar la impresionante obra de la naturaleza en la que se recreó hasta hacerse inmortal el espíritu de su padre.



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